Un hombre disfrazado de policía aterrorizó durante 12 horas la provincia canadiense de Nueva Escocia, baleó a la gente en sus casas y desató incendios dejando 18 muertos, el ataque más letal de este tipo en la historia de Canadá.
Las autoridades dijeron que el presunto agresor, identificado como Gabriel Wortman, de 51 años, que aparentemente trabajaba como fabricante de prótesis, también murió. La policía no proporcionó un móvil para los asesinatos.
El primer ministro Justin Trudeau dijo que esta tragedia nunca debió haber ocurrido. "Ningún tipo de violencia debe existir en Canadá", dijo.
Entre los muertos hay una agente de policía. Varios cuerpos fueron localizados dentro y fuera de una residencia en la pequeña comunidad rural de Portapique, ubicada 100 kilómetros al norte de Halifax, la primera escena del crimen, de acuerdo con la policía. Se localizaron cadáveres en otras localidades.
También se reportaron incendios en varias casas de la zona. Las autoridades creen que el agresor posiblemente supo quiénes serían sus primeras víctimas, pero después comenzó a atacar al azar.
Los tiroteos masivos son relativamente inusuales en Canadá. El país reformó sus leyes de control de armas después de una masacre que dejo 14 muertos en 1989.