La fiesta no se acaba en San Pedro de Macorís y todo el país, que se ha unido al triunfo verde, tras una larga espera de 51 años.
Al toque de bocina, tambores, música y sobre todo, mucha alegría fue la celebración, que aun continúa, de la corona como campeones del Torneo de Béisbol Otoño Invernal.
Los Orientales ganaron 5-1 la serie, la cual estaba pactada al mejor de nueve partidos, y pusieron fin a una sequía de 51 años sin adjudicarse el título de campeones de la pelota dominicana.
En el segundo enfrentamiento en una final entre Toros y Estrellas, el equipo de San Pedro se quedó con el trofeo después de caer en cinco partidos en la temporada 2010-2011.
Daniel Mayora disparó doble y anotó con sencillo de José Sirí en el quinto para la primera carrera del partido, y en el sexto, Miguel Sanó conectó tubey al prado izquierdo y llegó al plato con imparable al central de Héctor Giménez al prado central para las primeras dos anotaciones de los Orientales.
Néstor Cortés (2-0) completó seis entradas en blanco con cinco imparables, un boleto y cuatro ponches. El importado tuvo 4-0 ante los Toros, incluidos dos triunfos en la serie regular y dos en la final. En esta última fase tiró 12 innings en blanco de ocho hits, tres transferencias y ocho ponches.
Las Estrellas, que completaron su visita a la Serie Final por ocasión 17, obtuvieron su tercera corona de campeonas. El primer título del equipo de San Pedro de Macorís fue obtenido en 1954 al ganar la serie 4-1 a los Tigres, mientras que en la temporada 1967-1968, el 14 de febrero, superaron 5-3 a los Leones con los nativos Ricardo Carty y José Vidal Nicolás como sus dos principales jugadores de ofensiva. El norteamericano Larry Dierker como su as entre los lanzadores y el cubano Tony Pacheco como manager.
El jardinero central de las Estrellas, José Sirí, obtuvo la distinción de Jugador Más Valioso de la Serie Final de forma unánime al recibir 35 votos.
Sirí, quien fue adquirido en el sorteo de equipos eliminados procedente de los Gigantes del Cibao, fue factor importante con sus aportes tanto a la ofensiva como en la defensiva.
El jardinero terminó con un promedio de bateo de .591, producto de 13 imparables (tres dobles, un jonrón y nueve sencillos) en 22 turnos al bate, con cinco bases robadas, siete carreras remolcadas y cinco anotadas.