BBC MUNDO | En una entrevista de Meghan y Harry con Oprah, los duques de Sussex abrieron una inusual puerta a la vida dentro de la familia real británica en una íntima conversación de dos horas con la presentadora estadounidense Oprah Winfrey.
En el programa la pareja habló de las presiones en palacio, de racismo, de salud mental y de la dinámica de la familia real.
«Es contenido explosivo: puro, revelador y enormemente dañino para el Palacio [de Buckingham]», subrayó el periodista de la BBC especializado en la monarquía británica, Jonny Dymond.
Meghan, duquesa de Sussex, dijo en una entrevista explosiva con Oprah Winfrey que, en un momento, su vida como miembro de la realeza británica fue tan aislada y solitaria que «ya no quería estar viva», una admisión sorprendente que probablemente sacudirá los cimientos de la institución centenaria.
En sus primeros comentarios públicos desde que ella y su esposo, el príncipe Harry, anunciaron sus planes de retirarse de sus roles principales en la familia real británica, Meghan se describió a sí misma como la víctima de un Palacio de Buckingham obsesionado con la imagen, que intervenía en todo, desde cuán oscuro sería el color de la piel de su hijo Archie hasta la frecuencia con la que iba a almorzar con amigos.
El especial de televisión era muy esperado porque, debido a su separación efectiva del palacio, Harry y Meghan ahora pueden hablar más libremente sobre la familia real.
Pero las partes más fuertes de la entrevista de dos horas se dieron cuando Meghan habló de las dificultades de su vida como miembro de la realeza. Meghan, una exactriz estadounidense, dijo que se vio obligada a reprimir su naturaleza franca y renunciar a su libertad personal. Dijo que no tuvo acceso a su pasaporte, licencia de conducir o llaves después de unirse a la familia real, y solo se las devolvieron cuando la pareja se mudó.
Meghan dijo que la situación se vio agravada por los «anticuados matices coloniales» a menudo racistas que aparecían repetidamente en la cobertura de la pareja en la notoriamente mordaz prensa británica.
Luchando por contener las lágrimas en un momento, Meghan dijo que los pensamientos suicidas eran increíblemente difíciles de soportar y que se mostraba reticente a compartirlos con su esposo, quien perdió a su madre, la princesa Diana, cuando él era un niño.
«Estaba realmente avergonzada de decirlo en ese momento, y especialmente avergonzada de tener que admitirlo ante Harry, porque sé cuánta pérdida ha sufrido. Pero sabía que si no lo decía, lo haría, y simplemente ya no quería estar viva», dijo.
Harry dijo que estaba «aterrorizado» por la admisión de su esposa.
«No tenía idea de qué hacer, también fui a un lugar muy oscuro, pero quería estar allí para ella», agregó.
El príncipe, quien ocupa el sexto lugar en la fila del trono, dijo que hay una cultura del sufrimiento en silencio en la familia real. Sin embargo, la raza de Meghan (es mitad negra) y el abuso que sufrió hicieron que la situación fuera aún más difícil para la pareja de lo que había sido para otros miembros de la realeza.
Harry dijo que eso lo impulsó a discutir el tema con la familia real. Le dijo a Winfrey que creía que había muchas oportunidades para que el palacio «mostrara algo de apoyo público» frente al continuo abuso racial en la prensa, «sin embargo, nadie de mi familia dijo nada. Eso duele».
Harry dijo que el problema era más grande que la pareja, debido a lo que Meghan representaba como una mujer negra influyente en un cargo público.
«También estaba afectando a muchas otras personas», dijo. «Ese fue el detonante para que realmente entablara esa conversación con el palacio, el personal superior del palacio y mi familia para decir, muchachos, esto no va a terminar bien».
Información de CCN en Español