Miles de manifestantes salieron a las calles de la capital de Perú y fueron recibidos con ráfagas de gases lacrimógenos y perdigones en medio de enfrentamientos con las fuerzas de seguridad pocas horas después de que la presidenta Dina Boluarte pidió una “tregua” en casi dos meses de protestas.
La protesta antigubernamental del martes fue la más grande y violenta desde el jueves pasado, cuando grandes grupos de personas, muchas de las regiones andinas remotas, llegaron a la capital para exigir la renuncia de Boluarte, elecciones inmediatas y la disolución del Congreso.
“No podemos tener una tregua cuando ella no dice la verdad”, dijo Blanca España Mesa, de 48 años, sobre el presidente de Perú.
A pesar de que sus ojos estaban llorosos por los gases lacrimógenos, España Mesa dijo que estaba “feliz porque hoy vino mucha gente. Es como si la gente se hubiera despertado”.
Antes de la semana pasada, la mayoría de las grandes protestas antigubernamentales que siguieron al derrocamiento del presidente Pedro Castillo se llevaron a cabo en regiones remotas de Perú, en gran parte en el sur del país, lo que expuso la profunda división entre los residentes de la capital y el campo, largamente olvidado.
La crisis que ha desatado la peor violencia política en Perú en más de dos décadas comenzó cuando Castillo, el primer líder peruano de origen rural andino, trató de evitar el tercer proceso de juicio político de su joven administración al ordenar la disolución del Congreso el 7 de diciembre, en cambio, lo destituyó, la policía nacional lo arrestó antes de que pudiera encontrar refugio y Boluarte, quien era su vicepresidente, prestó juramento.
Fuente: AP