Las fuerzas gubernamentales sirias han capturado docenas de aldeas, incluidos importantes bastiones rebeldes, en los últimos días en la última zona controlada por la oposición en el noroeste del país.
Los intensos bombardeos y ataques aéreos del miércoles mataron al menos a tres personas además de las al menos 16 fallecidas el martes.
El nuevo avance de las tropas sirias apoyadas por Rusia podría empeorar la crisis humanitaria que ha desplazado a casi un millón de personas y dejado más de 300 civiles muertos desde principios de diciembre.
Las muertes de esta semana fueron comunicadas por el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede en Gran Bretaña, un observador de la guerra de la oposición, y por el activista de la oposición Hadi Abdullah, con sede en Idlib.
La violencia se produjo cuando estaba previsto que una delegación rusa llegara a Turquía más tarde ese mismo día para reanudar las conversaciones destinadas a aliviar las tensiones en la región.
La región de Idlib es el último bastión del país controlado por los rebeldes que le hacen frente a la campaña militar del gobierno sirio, respaldada por Rusia en esa zona.