Siempre habrá un halo de misterio rodeando los últimos meses de Diana en la familia real y su trágica muerte. A pesar de que muchas teorías de conspiración han surgido, ninguna se ha comprobado. Lo que sí está claro es que ella no lo estaba pasando muy bien y tuvo que lidiar con más de un pesar durante esos días. Como el amor que el Príncipe Carlos le juraba a otra mujer.
En una grabación enviada al periodista Andrew Morton, la Princesa Diana describió cómo tuvo una pelea bastante grave con Carlos antes de que se casaran, pues ella le escuchó decir en el teléfono “Pase lo que pase, siempre te amaré”.
¿La persona al otro lado de la línea? Camila. Sí, la Duquesa que se casaría más tarde con él luego de que enviudara de Diana.
Tras un par de días, Diana se mudó al Palacio de Buckingham. Lo describía como un lugar de “energía muerta” y se sentía sola. Solía ir a la cocina para encontrar alguien con quien conversar en el personal.
“No puedo creer lo frío que eran todos, cómo pensé una cosa, pero realmente algo más estaba sucediendo. ¡Las mentiras y los engaños! Lo primero que me impactó fue mi futuro marido enviando flores a Camila Parker Bowles cuando tenía meningitis: ‘Para Gladys, de Fred’, decía. Eran sus sobrenombres.
Nunca antes había tenido que lidiar con eso. Le dije que debía ser siempre honesto conmigo.
Fui la única aquí cuando planeaba la boda, porque él se había ido a Australia y Nueva Zelanda de gira y pueden recordar, claramente, la fotografía en la que aparezco sollozando en mi abrigo rojo cuando él subió al avión”.
“No tenía nada que ver con que él se fuera. La razón es porque había pasado lo peor antes de eso. Estaba hablando con él cuando el teléfono sonó. Era Camila. Quise ser gentil y le dejé hablar en privado. Me rompió el corazón. Siempre teníamos discusiones por Camila. Una vez le escuché decir en la bañera ‘Pase lo que pase, siempre te amaré’. Discutimos cuando le conté que había oído”.
También se enteró que de su esposo hizo brazaletes para Camila -que lleva hasta hoy-. En él, se marca una G y una F. Gladys y Fred, sus nombres en clave. Diana entró al estudio de Carlos cuando vio una caja. Al abrirla, se encontró con dicha joya.
“¿Por qué no puedes ser honesto conmigo? Pero no, Carlos me detuvo en seco. Ya había decidido dársela. Él había encontrado en mí la virgen, el cordero para el sacrificio, estaba obsesionado conmigo, pero era frío y caliente, frío y caliente. Nunca sabías de qué ánimo estaría”.
“Tomó el brazalete y se lo fue a dejar al almuerzo del lunes. Nos casamos el miércoles. Fui con su guardaespaldas y le pregunté dónde estaba el príncipe. Me dijo que había salido a almorzar, que no estaba con él porque saldría a buscarle después”.
“Subí las escaleras y almorcé con mis hermanas. Les dije que ya no me podía casar con él, que esto era imposible de creer. Ella me dijeron que ya era muy tarde para acobardarse, pues mi cara ya estaba en las toallas y servilletas”.
Así mismo, Diana relata cómo toda esta tortura emocional terminó gatillando su bulimia, que comenzó una semana después de que se comprometieran y le tomó casi una década superar.
“Mi esposo puso su mano en mi cintura y me dijo que estaba algo gorda. Eso desató algo en mí. Eso y lo de Camila. Estaba desesperada, desesperada. Recuerdo la primera vez que enfermé. Estaba tan emocionada porque creí que era un alivio a la tensión.
La primera vez que me midieron para mi vestido de novia, tenía 73 centímetros de cintura. El día que me casé, 60. Me había encogido a nada de febrero a julio. Me había encogido a nada”.
Carlos terminó por contraer matrimonio con Camila, Duquesa de Cornualles, el 9 de abril de 2005.
Esta vez, lo hizo por amor. Está más que claro que su relación con Diana, más que por cariño, fue por presión social y el boom mediático, en lo que se transformó en un triste espectáculo ante los ojos del mundo.