Hace un par de días el mundo se conmovió con la noticia de que Seif Eldin Mustafa, un habitante de Egipto, había secuestrado un vuelo de Egypt Air que se dirigía de Alexandria a El Cairo, obligándolo a aterrizar en Larnaca, Chipre. En un principio se pensó, por supuesto, en terrorismo y en la posibilidad de un nuevo atentado (además, trascendió que Mustafa tenía un cinturón de explosivos, objeto que luego se demostró era de mentira).
Pero luego se reveló que Mustafa era simplemente un desequilibrado mental. Algunos oficiales del ministerio de relaciones exteriores de Egipto fueron incluso más crudos: "No es un terrorista, es un idiota". Y aparentemente el motivo del secuestro tenía que ver con parar en Chipre para comunicarse con su ex esposa y pasarle un mensaje.
Por suerte el secuestro terminó en buenos términos, sin que nadie salga herido, luego de seis horas, dejando que todos los pasajeros bajen sin ningún problema de forma gradual. Sin embargo, había un pasajero que no le tenía miedo a nada, un pasajero para el cual lo más importante era inmortalizar el momento y pasar a la historia. Ese pasajero es Ben Innes, un inglés originario de Leeds pero que actualmente vive en Aberdeen, Escocia. Él le pidió una foto al secuestrador.
Según lo narra el valiente:
"Imaginé que si la bomba era real no perdería nada pidiéndole verla más de cerca. Así que me paré y le pedí a uno de los miembros del personal de la cabina que me traduzca y le pregunté si me podía sacar una selfie con él. Se encogió de hombros y me dijo que sí, seguro."
Posaron para la cámara y una de las azafatas tomó la bonita postal. Si bien no estamos seguros de que califique exactamente como una selfie, ya que la tomó otra persona, sin lugar a dudas es una muestra de coraje. Ben luego le mandó la foto a sus colegas con el texto:
"Ustedes saben que su chico no jode. Enciendan la televisión, muchachos".
Uno de sus compañeros de departamento dijo:
"No tengo idea de porque se sacó la selfie, pero probablemente lo hizo porque no tiene miedo, ni es tímido con nada".
El incidente, más allá de la notoriedad que le ha brindado al buen Ben, ha sido un duro golpe para la industria turística de Egipto, que ha sido cuestionada por su inseguridad y por el mal estado de sus aeropuertos y aviones.
Sin embargo, para Ben estamos seguros de que la fama que le ha brindado su repentina viralidad es solo un motivo más para poner su vida en riesgo y pasar a la historia una vez más.