El 1 de julio de 1961, Inglaterra vio nacer a una de las personas más prolíficas y memorables de la historia mundial, Diana Francés Spencer, mejor conocida como Lady Di, un ser lleno de luz, sencillez y arrojo que pasó de ser una persona contemporánea a marcarse en la historia hasta el apocalipsis.
La princesa Diana, fortaleció la monarquía britanica con una sonrisa y un destello único, que la hizo irresistible ante el mundo, pero detrás de estas cualidades había un ser humano con grandes problemas personales, la imagen serena de autoconfianza, era solo una delgada coraza.
Su boda con el entonces heredero de la corona, el príncipe Carlos, el 29 de Julio de 1981, la introdujo a algunos de los mejores momentos de su vida, no obstante la expuso también a algunos de los peores.
La boda del siglo como originalmente fue llamada, fue vista por más de 750 millones de personas, gracias a los medios de comunicación. Posteriormente del matrimonio nacieron los príncipes Guillermo y Enrique de gales, los cuales se encuentran separados por conflictos latente y escandalosos que han puesto en la mira a la distinguida familia real.
Diana inicialmente tímida, pero con una aura maravillosa, indescriptible, amabilidad y sencillez la hicieron rápidamente merecedora del amor de la gente. Uno de los hitos mas relevantes de su vida sucedió en 1983 durante una gira por Australia, la princesa que desde el comienzo había estado destacando, dejó la sombra e iluminó. Las personas mostraban su amor, le ofrecían flores y vociferaban “Diana te amamos”.
Luego de un tiempo Diana dio a conocer que este acontecimiento le había traído problemas con su esposo, el ahora rey Carlos III, aseguró que se volvió contra ella, estaba celoso.
Una mujer joven atrapada, en un matrimonio sin amor, fuertemente debilitada por una crónica delgadez producida por la bulimia, depresión, posible ansiedad y la infidelidad de su esposo, varias veces la condujeron al suicido.
El rígido protocolo que dicta el comportamiento de la realeza en los compromisos públicos, prohíbe cualquier tipo de expresión de emociones, cosa que Diana omitió. Derribó esquemas y habló de temas que para la época eran mal vistos, era cercana a la gente, teniendo contacto directo, se acercaba a hablar con cariño cada vez que tenía la oportunidad sin tener distinción o segregación del público.
Vivió en una jaula de oro que la impulsó a dedicarse a la labor humanitaria, apoyando causas entre las que destacaron; acabar con el mito de que el virus del VIH SIDA se transmitía por cantacto físico, dirigió una campaña para la prohibición mundial de las minas terrestres, creó conciencia acerca de la lepra y además fue un icono de la moda.
Diana se divorció en 1996. En una entrevista realizada por la BBC Diana enfatizó su verdad respecto a su convivencia en la familia y dijo “me gustaría ser reina en el corazón de las personas pero no veo siendo reina de este país”, palabras imborrables que se cumplieron.
Sinónimo de valentia y siendo recordada por su labor filántropa, Diana penosamente falleció en un accidente automovilístico en paris en 1997.
La Reina Isabel II dijo en un comunicado “Primero quiero rendirle homenaje a Diana yo misma, ella era un ser humano excepcional e inteligente. En los buenos y malos momentos, nunca perdió la sonrisa ni la risa e inspiró a los demás con su calidez y bondad. La admiraba y respetaba por energía y compromiso para con los demás y, en especial, por su devoción por sus hijos. Nadie que haya conocido a Diana la olvidará. Los que nunca la conocieron, pero sentía que si, la recordaran. Que en paz descanse los que fallecieron y que todos y cada uno de nosotros, demos gracias a Dios por alguien que hizo felices a muchas personas”.