Su nombre era José Ángel Taboada y vivía entre rumbas de basuras, era huraño con sus vecinos y de pocas palabras, pero en Facebook su historia era completamente distinta: tenía más de 3503 amigos. Pero murió solo en su abarrotada vivienda, atrapado entre kilos de basura, de donde los bomberos debieron sacar su cadáver, sin que ninguno de sus contactos en la red social se diera cuenta. A su funeral sólo asistieron dos mujeres. Sus vecinos, tras enterarse de su deceso, no sabían a quien avisarle, puesto que no tenían claro si tenía alguna hija, si era viudo o no tenía familia alguna. "Era bromista y hacía gala de su agudo sentido del humor", comentó Dori Macía, uno de sus contactos tras enterarse de la muerte de José, quien estaba preocupada por la repentina ausencia de su amigo en la red social, por lo que preguntó en Facebook por él, pero nadie le respondió. Dori lo siguió buscando, pues el silencio en las plataformas sociales la inquietaba, incluso cargó el celular del hombre, puesto que "creí que se había quedado corto de crédito". Sin embargo, él seguía sin llamar. Sin ánimo de rendirse, la mujer llamó a la parroquia del pueblo de su amigo, Pereiró, España, donde le prometieron investigar qué estaba pasando, pero nunca le devolvieron la llamada.