Nadie puede decir que no conoce la historia de Jack el Destripador, o al menos haber oído algo. Ha sido tema para investigaciones policiales y literatura, de alguna forma, este asesino londinense siempre ha dado de qué hablar.
La identidad de Jack nunca logró ser completamente revelada, y siempre se pensó en tres principales sospechosos: El primero sería el príncipe Alberto Víctor, este habría embarazado a una prostituta y, para que no se supiera nada, la habría matado junto a sus amigas y compañeras. El segundo sospechoso es Walter Sickert, de quien se dice estaba obsesionado con el asesino de Whitechapel. Finalmente, el tercer candidato es una especulación de Arthur Conan Doyle, creador de Sherlock Holmes, quien dice que Jack sería en realidad una mujer. Lamentablemente el escritor no dio datos más contundentes.
Nunca se ha podido probar que alguno de estos sospechosos fuera en realidad "Jack, el destripador". Sólo se sabe que cometió cinco asesinatos y el caso se cerró en 1892. Se consideraron cuatro posibilidades para su desaparición: dejó de atacar por la presión policial, finalizó su tarea, murió o se fue de Londres. Respecto a la tercera alternativa, el político inglés Leonard Warburton Matters, concluye que el lugar de exilio de Jack el destripador fue Argentina, más específicamente Buenos Aires. Matters propuso que Jack escapó luego de asesinar a su última víctima, Mary Kelly, llegando a Buenos Aires a fines de 1888 o comienzo de 1889, para posteriormente morir en 1926, bajo el seudónimo de doctor Stanley.
La teoría también indica que "Jack, el destripador" era médico, pero que en Argentina no solo se dedicó a la medicina, sino que también fue jefe de redacción del diario Buenos Aires Herald, el mismo donde trabajaba Matters. Estas teorías fueron expuestas en el libro "El misterio de Jack, el destripador" publicado en 1929. El libro presenta datos y conjeturas que se apoyan en fuentes fácilmente cuestionables, sin embargo aparecen detalles macabros que nunca habían sido conocidos. Matters no es el único en situar el domicilio del asesino en Buenos Aires. La pista de su estadía en Argentina reaparece en 1972, cuando el periodista británico Daniel Farson, publica en su obra "Jack, el destripador", en la cual indica que Jack habría sido dueño de un pub llamado Sally?s Bar, en la calle 25 de Mayo.
Otro que propuso Argentina como la locación del famoso asesino, fue el escritor y profesor Juan José Delaney, quien involucra al sacerdote irlandés Alfred Mac Conastair, capellán del Hospital Británico de Buenos Aires en las primeras décadas del siglo pasado. En 1989, Mac Conastair le habría revelado un secreto de otro sacerdote de la misma congregación. Este habría confesado en su lecho de muerte, ser Jack, el destripador, y que los asesinatos fueron en venganza por la muerte de un hijo ilegítimo, que se habría producido por una enfermedad venérea.
Finalmente, la pista de Buenos Aires vuelve a aparecer en febrero de 1976, en un artículo de la revista Ellery Queen?s Mystery Magazine, donde el criminólogo Juan Jacob Barjarlía formuló la hipótesis más creíble respecto al tema: El candidato es Alfonso Maroni, financista que vivió en Londres durante la masacre de Whitechappel. Si bien jamás confesó públicamente los asesinatos, luego de su muerte en 1929, a la edad de 75 años, su secretario reveló haber ayudado a cubrir los rastros de los homicidios. Barjarlía finaliza así:
Al regresar a Buenos Aires, revisando mi archivo de crímenes, tuve una evidencia sobre la cual no me atrevo a escribir todavía. Jack el destripador, quién desapareció de Londres, había muerto en Buenos Aires, a los 75 años, en un hotel de la calle Leandro N. Alem, frente a la plaza Mazzini, hoy conocida como plaza Roma, durante una mañana lluviosa de octubre de 1929.
Interesante, ¿no lo crees?