AP
El gobierno italiano decidió excluir a las personas no vacunadas de ciertas actividades de esparcimiento, con el fin de contener el incremento de las infecciones y prevenir encierros financieramente dañinos justo cuando la economía comienza a crecer de nuevo.
A partir del 6 de diciembre, solamente las personas con pruebas de vacunación o de haberse recuperado del covid19 pueden comer en interiores de restaurantes, ir al cine o a espectáculos deportivos, excluyendo con ello la posibilidad de acceder a esas ocasiones con solamente una prueba negativa.
Un nuevo decreto del gobierno hizo además obligatorias las vacunas para empleados de las agencias de policía, las fuerzas armadas y las escuelas, entre otros. Hasta ahora, las vacunas eran requeridas solamente para trabajadores de salud y los empleados de los hogares de ancianos.
El primer ministro Mario Draghi dijo que las medidas eran necesarias para impedir que se dispare el incremento “lento pero constante” de las infecciones, al tiempo que se preservan los avances que Italia ha conseguido en relanzar su economía, la tercera más grande de Europa, que se contrajo 8,9% el año pasado.
Las preocupaciones son especialmente agudas dada la temporada turística de fin de año y la ola de infecciones. Funcionarios regionales de salud en el norte, por ejemplo, esperan con ansias que el sector de esquí, que normalmente genera 1.200 millones de euros (1.500 millones de dólares) en ingresos anuales y emplea a 5.000 trabajadores permanentes y 10.000 temporales, siga abierto tras perder dos temporadas debido al coronavirus.