Con una agilidad digna de un roedor, un delincuente ingresó por la separación de un techo para asaltar un comercio, ubicado en Loma de Cabrera. El hombre, con elasticidad sorprendente, solo utilizó un pequeño espacio para ingresar y apoyado de sus manos sobre la pared se colgó hasta dar con el suelo. En un momento se observa que la maniobra por poco y termina en una caída, pero no, el antisocial logró su objetivo.