La noche del 8 de mayo de 2021 parecía tranquila en Durbin Crossing, Florida. Tristyn Bailey, una joven porrista de 13 años, salió a encontrarse con amigos sin saber que era la última vez que su familia la vería con vida.
A primeras horas del 9 de mayo, fue vista por última vez en cámaras de seguridad junto a Aiden Fucci, de 14 años. Horas después, el cuerpo de Tristyn fue hallado en un bosque cercano con 114 puñaladas, 49 de ellas defensivas.
Aiden Fucci fue arrestado ese mismo día. Su comportamiento posterior, como publicar una selfie en Snapchat desde un patrullero, comenzó a delatarlo. Investigaciones revelaron que había expresado días antes su deseo de apuñalar a alguien y su ADN fue encontrado en el cuerpo de la víctima.
Las autoridades concluyeron que el crimen fue planeado, con un alto grado de premeditación y sin motivación clara, más allá del deseo de matar.
Durante la audiencia de sentencia en 2023, los familiares de Tristyn expresaron su dolor y la magnitud de la pérdida. Su hermana mayor colocó simbólicamente 114 piedras, una por cada puñalada, mientras lanzaba preguntas desgarradoras al acusado.
La madre, el padre y los hermanos compartieron recuerdos y dolor, mientras que Fucci envió una carta pidiendo perdón, sin mencionar a la víctima directamente.
El juez R. Lee Smith lo condenó a cadena perpetua, la máxima pena para un menor en Florida. Aunque reconoció la juventud del acusado, señaló que la atrocidad del crimen y la baja probabilidad de rehabilitación justificaban la severidad de la sentencia.
El caso fue calificado como uno de los más estremecedores en la historia del condado de St. Johns.