A sólo tres días del colapso del techo del Jet Set Club, que dejó 235 muertos y más de 180 heridos, ya se habían registrado hechos concretos que alertaban sobre el deterioro estructural del inmueble, según revelan las investigaciones del Ministerio Público.
El pasado 5 de abril de 2025, la joven Carolina del Rosario De la Cruz acudió al club junto a un grupo de conocidos. Poco después de su llegada, captó en video la caída de escombros desde el techo, situación que fue respondida por el personal del local simplemente moviendo a los clientes a otra área y limpiando los restos caídos.
El empleado Gregorio Adames Arias (Gregory), además de recoger los escombros, subió con una escalera para retirar otros plafones que estaban a punto de desprenderse, acción que fue reportada a Antonio Espaillat por su hermana y también imputada, Maribel Espaillat.
Dos días más tarde, en la mañana del 7 de abril de 2025, Adames volvió al local y comprobó que las fallas seguían sin ser corregidas.
Al inspeccionar la zona, notó que no era agua lo que dañaba los plafones, sino pedazos de concreto que caían desde el techo real sobre el falso techo de plafón. Esta observación fue comunicada nuevamente a Antonio Espaillat.
Ese mismo día, Manuel Jiménez Mateo y su equipo, incluyendo a José Luis García Jiménez, acudieron al lugar para hacer reparaciones de emergencia. Sustituyeron plafones rotos, no húmedos, y procedieron a retirar agua acumulada en lonas colocadas entre el techo y el plafón, una solución rudimentaria y riesgosa que, según los fiscales, evidencia la negligencia persistente de los imputados.
A las 2:33 p.m., Gregory Adames envió un mensaje de texto a Antonio Espaillat, desde el número 809-838-5036, alertando: “don hay un tema importante que resolver… los plafones se están rompiendo porque están cayendo pedazos del techo y eso es peligroso”.
11 minutos después, Jiménez Mateo le informó a Espaillat que los plafones dañados habían sido cambiados y que se había contactado a una empresa para inspeccionar la estructura, indicando que esta acudiría entre miércoles o jueves. La respuesta del empresario fue escueta: “De acuerdo con ambas cosas.”
Sin embargo, y pese a estas claras advertencias, Antonio Espaillat no ordenó la suspensión de la fiesta prevista para esa noche. A las 11:40 p.m., durante la presentación del merenguero Rubby Pérez, un plafón se desplomó sobre el señor Remberto José Durán Cabrera, quien resultó herido. A pesar del incidente, el afectado rehusó ser trasladado a un centro médico y decidió permanecer en el lugar.
Gregory Adames notificó el incidente a Maribel Espaillat, quien se encontraba en funciones esa noche ante la ausencia de su hermano. Según los fiscales, cuando Gregorio sugirió suspender la actividad, Maribel se negó, alegando que solo Antonio podía autorizarlo y él estaba fuera del país. La fiesta continuó.
Horas después, en la madrugada del 8 de abril, el techo del Jet Set Club se desplomó sobre cientos de personas, provocando una de las tragedias más graves en la historia reciente del país.
Para el Ministerio Público, estos hechos evidencian que las señales de peligro eran claras, concretas y reiteradas, pero fueron ignoradas por los administradores del local, hoy acusados por homicidio involuntario y negligencia criminal.