La investigación del Ministerio Público revela que la estructura donde operaba el Jet Set Club presentaba fallas visibles en su techo desde, al menos, el año 2024, incluyendo filtraciones severas de agua y caída de escombros, situaciones que fueron reiteradamente reportadas, pero nunca atendidas de forma profesional.
El expediente establece que los imputados Antonio Espaillat López y Maribel Espaillat, propietarios y responsables operativos del centro nocturno, tenían pleno conocimiento de estas fallas.
Sin embargo, en lugar de contratar personal técnico especializado, optaron por reparaciones improvisadas ejecutadas por empleados no calificados.
Entre ellos figura Manuel Jiménez Mateo, quien junto a otro trabajador, José Luis García, y dos obreros haitianos identificados por los apodos de “Caballito” y “El Grande”, realizaban sustituciones de plafones y parches en el techo sin formación técnica.
Estas reparaciones, según los fiscales, no solo eran informales e inadecuadas, sino que ponían en riesgo la seguridad de todos los asistentes al lugar.
Las filtraciones se intentaban contener aplicando cemento, zabaletas y lonas asfálticas, materiales que eran adheridos al techo de manera rudimentaria. En un intento por evitar que el agua llegara al interior del establecimiento, los trabajadores colocaban una lona entre el techo y los plafones para recoger el líquido acumulado, la cual debían drenar manualmente de forma periódica.
Estas medidas, lejos de solucionar las anomalías estructurales, ocultaban el deterioro progresivo del techo, cuya reparación profesional pudo haber prevenido la tragedia del pasado 8 de abril.
El Ministerio Público considera que estas omisiones y decisiones demuestran una grave negligencia e irresponsabilidad por parte de Antonio Espaillat López, quien, como gerente del establecimiento, estaba obligado a preservar la seguridad de sus clientes y empleados.