El secretario general de la ONU, António Guterres, expresó su preocupación ante la deportación de unas 900 mujeres haitianas embarazadas o lactantes por parte de las autoridades dominicanas durante el último mes.
En una conferencia de prensa, el portavoz de Guterres, Stéphane Dujarric, señaló que la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ha brindado asistencia médica en la frontera a una media de treinta mujeres por día, lo que, según indicó, representa una «violación de las normas internacionales».
La ONU manifestó estar «profundamente preocupada» por estas expulsiones, que forman parte de un operativo más amplio mediante el cual casi 20.000 haitianos han sido deportados en las últimas semanas, alcanzando cifras récord.
Dujarric también citó declaraciones de Ulrike Richardson, coordinadora humanitaria de Naciones Unidas en Haití, quien advirtió sobre los impactos de estas deportaciones en medio de una aguda crisis humanitaria que atraviesa el país, marcada por la violencia de pandillas, la inseguridad alimentaria y el colapso de servicios esenciales.
Actualmente, cientos de miles de haitianos residen en República Dominicana, muchos en situación migratoria irregular.
Desde octubre pasado, el gobierno dominicano ha intensificado sus operativos de repatriación, reforzando el control fronterizo mediante la construcción de una verja perimetral, la implementación de tecnologías de vigilancia y el despliegue de tropas adicionales.
En el ámbito interno, se han adoptado medidas más estrictas, como la repatriación inmediata de haitianos indocumentados que acudan a centros de salud públicos tras recibir atención médica.
La situación humanitaria en Haití sigue siendo crítica. Datos de la Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití (BINUH) indican que en los primeros tres meses del año, más de 1.600 personas murieron y casi 600 resultaron heridas a causa de la violencia armada. Además, alrededor de 5,7 millones de personas enfrentan inseguridad alimentaria severa, según estimaciones de la ONU.