El 2 de abril de 2005, el mundo despidió a San Juan Pablo II, un líder que marcó la historia con su fe inquebrantable y su cercanía con los pueblos. A 20 años de su fallecimiento, su legado sigue inspirando a millones.
Desde su elección en 1978, se convirtió en el primer Papa no italiano en más de cuatro siglos. Su pontificado estuvo marcado por gestos de misericordia y valentía. En 1981, sobrevivió a un atentado y, en un acto sin precedentes, visitó en prisión a su agresor para perdonarlo.
Pero su impacto fue más allá del Vaticano. Su firme oposición al comunismo influyó en la caída del régimen soviético, respaldando el movimiento Solidaridad en su natal Polonia. Además, en el año 2000, encabezó la Jornada Mundial del Perdón, pidiendo disculpas por errores históricos de la Iglesia, como la Inquisición y la persecución a los judíos.
El papa Juan Pablo II visitó la República Dominicana tres veces. La primera, el 25 de enero de 1979, cuando besó el suelo dominicano al llegar y fue recibido por el presidente Antonio Guzmán. Regresó el 11 y 12 de octubre de 1984, acogido por Salvador Jorge Blanco, celebrando misas y encuentros con jóvenes.
Su última visita fue del 9 al 13 de octubre de 1992, en el V Centenario de la Evangelización, cuando Joaquín Balaguer lo recibió y bendijo el recién inaugurado Faro a Colón. Monumento donde aún conservan la bata que usó ese día, otras prendas y el Papa Móvil en el que se trasladó.
Juan Pablo II fue también el Papa de la juventud. En 1985, fundó la Jornada Mundial de la Juventud, un evento que sigue reuniendo a millones de personas en torno a la fe. Durante su visita a Chile en 1987, dejó un mensaje que aún resuena con fuerza: «El amor vence siempre, como Cristo ha vencido».