Desde hace más de un siglo, la idea de un túnel que conecte el Reino Unido con los Estados Unidos es un sueño recurrente en el campo de la ingeniería.
Aunque parece sacada de una novela de ciencia ficción, este concepto fue evolucionando con el tiempo y hoy se considera una de las propuestas más ambiciosas en términos de infraestructura global.
El proyecto, conocido como el Túnel Transatlántico, se convirtió en un tema fascinante para ingenieros, economistas y visionarios, a pesar de las enormes barreras económicas y tecnológicas que implica.
Un túnel de proporciones colosales
El plan es tan grandioso como sus desafíos: construir un túnel de más de 5.470 kilómetros de largo, que atraviese las profundidades del océano Atlántico. Para poner esto en perspectiva, el Túnel del Canal de la Mancha, que conecta Inglaterra con Francia, tiene apenas 37,9 kilómetros, de los cuales 23,5 están bajo el mar.
Este proyecto, que se completó en 1994, es considerado un hito en la ingeniería debido a los complejos desafíos geológicos y técnicos que representó. Ahora bien, el Túnel Transatlántico, con una extensión más de 100 veces mayor, se enfrenta a obstáculos aún más impresionantes.
Los costos asociados a este ambicioso túnel no son menos. Mientras que el Túnel del Canal tuvo un costo aproximado de USD 6,4 mil millones, el Túnel Transatlántico podría alcanzar unos USD 18 billones, reveló el diario británico.
Esta cifra desorbitada es, por supuesto, una de las mayores barreras para que el proyecto pase de ser un concepto a una realidad. Para entender el alcance de esta cifra, basta con señalar que USD 18 billones es más que el PIB de países como China, Japón y Alemania combinados.
¿Cómo sería posible construir este túnel?
El diseño del túnel es una cuestión compleja que dio lugar a varias propuestas. La más viable es la construcción de un túnel completamente bajo el lecho marino, lo que significaría excavar a profundidades donde la presión y las condiciones geológicas hacen que la tarea sea extremadamente difícil.
Esta opción se enfrenta a enormes desafíos debido a las presiones extremas en las profundidades del océano, que podrían destruir cualquier estructura sin la tecnología adecuada.