El alto el fuego para detener la guerra entre Israel y el grupo chií libanés Hezbollah, que entró en vigor este miércoles en el Líbano, es un “duro golpe” e incluso una “derrota” para la formación armada, indicaron varios analistas, que se muestran esperanzados de que no se violarán los puntos acordados.
“Hezbollah nació entre la Bekaa (este) y el sur del Líbano, y evolucionó en estas dos regiones para llegar a un punto poderoso. Y ahora lo envían al norte del (río) Litani. Es un duro golpe. Es un golpe enorme. Los están enviando años atrás y al pasado”, afirma el analista en seguridad y política libanesa Georges Haddad.
El alto el fuego de 60 días entre Israel e Hezbollah en el Líbano, en el que Estados Unidos y Francia ejercerán de garantes, estipula un repliegue de las fuerzas del grupo chií libanés al norte del río Litani, así como la retirada total de las tropas israelíes del sur de Líbano; y, por último, negociaciones entre ambos países para delimitar su frontera, que actualmente es una línea trazada por la ONU tras la guerra de 2006.
¿Es una derrota para el grupo?
Para Haddad, esto no constituye una “derrota” del grupo chií, ya que esa palabra la usaría en el caso de que Hezbollah fuese completamente desmilitarizado y perdiese sus armas, para caer en las “reglas del sistema libanés”, una fase en la que “aún no estamos”.
Sin embargo, el investigador en Oriente Medio y autor del libro ‘Hezbollah A Regional Armed Non-State Actor’ (Hezbollah, un actor regional armado no estatal), Hadi Wahab, afirma que “si nos fijamos en su posición antes de la guerra y en cuál es el acuerdo, sin duda su retirada es una derrota”.
“Además de todo lo ocurrido en el Líbano, las pérdidas, la destrucción y los desplazados, sin duda se encuentran en una situación difícil”, apunta.
La cúpula de Hezbollah ha sido decapitada por Israel, sobre todo después de que hace justo dos meses su líder, Hasán Nasrala, fuera asesinado en los suburbios meridionales de Beirut, conocidos como el Dahye.
Cientos de sus combatientes han muerto desde que estalló el 8 de octubre de 2023 el fuego cruzado entre Hezbollah e Israel a lo largo de la frontera, una situación que escaló el pasado 23 de septiembre con una campaña incesante de bombardeos israelíes y, una semana después, la invasión terrestre en el sur del país.
Durante los dos meses de ofensiva, más de 3.100 personas han muerto y más de 1,2 millones se han visto forzadas a abandonar sus hogares, especialmente en el sur y el este del Líbano, así como en el Dahye.
Haddad también aborda cómo el grupo chií ha perdido popularidad en parte de la sociedad libanesa, incluso de su propia comunidad, que busca su desarme.
Y la gran pregunta es: “¿Qué pasa ahora? ¿Para qué necesitáis vuestras armas dentro del país si el Ejército libanés se está encargando de proteger la frontera y ya no tenéis derecho a operar en esas zonas?”, dice.
Habrá que “volver a analizar o reposicionar a Hezbollah en esta esfera política. Con su existencia tal y como es ahora y en un entorno en el que su objetivo ha desaparecido”, asevera.
¿Hezbollah cumplirá el alto el fuego?
Otra de las preguntas es si habrá algún tipo de violación de los acuerdos durante estos dos meses cruciales.