El número de niños afectados por olas de calor e inundaciones extremas se multiplicará por ocho para la década de 2050-2059; el de menores expuestos a inundaciones fluviales extremas lo hará por tres; y el de los expuestos a incendios forestales extremos casi se duplicará en comparación con las cifras de la década de los 2000.
Esta es la conclusión a la que llega el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en su informe ‘Estado Mundial de la Infancia 2024: el futuro de la infancia en un mundo cambiante’, dado a conocer en el marco del Día Internacional de la Infancia, que se conmenora este 20 de noviembre.
Con esta publicación, UNICEF pide invertir en educación, servicios y ciudades sostenibles y resilientes para la infancia; aumentar la resiliencia climática en infraestructuras, tecnología, servicios esenciales y sistemas de apoyo social; y trabajar por la conectividad y un diseño tecnológico seguro para todos los niños, niñas y adolescentes.
En el texto, el organismo ha subrayado la necesidad de adoptar medidas medioambientales específicas para proteger a los menores y mitigar los riesgos a los que se enfrentan.
A su vez, UNICEF ha avanzado que los cambios demográficos de las próximas décadas plantearán retos, en tanto en cuanto algunos países se verán presionados para ampliar los servicios y los recursos destinados a una población infantil, mientras que otros necesitarán equilibrarlos con las necesidades de una población de edad avanzada cada vez más numerosa.
En líneas generales, ha indicado que espera un envejecimiento de la población a nivel global, con una disminución de la proporción de niños en todas las regiones del mundo. De esta manera, la población infantil caerá por debajo del 40% en África en 2050 frente al 50% que se registró en la década de 2000.
A su vez, este sector poblacional se situará por debajo del 17% en Asia Oriental y Europa Occidental, donde los niños constituyeron el 29% y el 20% de la población en la década de 2000 respectivamente.
Por otra parte, el informe ha puesto el foco sobre la “enormidad” de la brecha digital. En este aspecto, ha incidido en que un gran porcentaje de jóvenes de países de ingresos bajos y medios tiene dificultades para acceder a las competencias digitales. Según los datos que maneja Unicef, más del 95% de los habitantes de los países de renta alta están conectados hoy en día a Internet frente a solo el 26% en los países de renta baja.
Como contrapunto positivo, el texto ha destacado que se espera un aumento de la esperanza de vida al nacer, y que continúen los avances de los últimos cien años en el acceso a la educación. Así, se pronostica que casi el 96% de los niños de todo el mundo hayan completado al menos la educación primaria en la década de 2050, frente al 80% que lo hicieron en la década de 2000
Desde el punto de vista de la ONG, una mayor inversión en educación y salud pública, así como una protección más estricta del medio ambiente, conseguiría que los resultados para la infancia mejoraran de forma significativa. Por ejemplo, se reducirían la brecha de género en los logros educativos y la exposición a riesgos medioambientales.