El Servicio Aéreo Humanitario de Naciones Unidas (UNHAS) reanudará este miércoles sus vuelos humanitarios en Haití después de haber obtenido una exención especial por parte de la Agencia Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA), que prohibió la semana pasada los vuelos durante un mes a la isla caribeña porque varias aeronaves habían recibido impactos de bala mientras sobrevolaban la capital haitiana, Puerto Príncipe, en medio de la creciente violencia de las pandillas.
El portavoz de la Secretaría General de la ONU, Stéphane Dujarric, ha explicado en una rueda de prensa que la FAA ha otorgado una exención al Programa Mundial de Alimentos (PMA) para operar las aeronaves que están registradas en Estados Unidos –por lo que están bajo la autoridad estadounidense– para que puedan seguir trabajando en Haití.
«El PMA la solicitó y nos la concedieron», ha aclarado, tras remarcar que «es una buena noticia» y que el organismo internacional agradece a Washington su decisión.
«Son medios aéreos que en realidad se utilizan sobre todo para trasladar personal humanitario. El avión no es muy grande y el helicóptero no es enorme. Traslada algunos bienes humanitarios, pero sobre todo a personas, ya sean compañeros humanitarios de República Dominicana, Cabo Haitiano (norte) o a otros lugares», ha explicado.
Sin embargo, ha recordado que los productos siguen llegando a través de la vía marítima, puesto que el puerto permanece abierto, si bien las carreteras de acceso al puerto no son seguras por la presencia de las pandillas y el aeropuerto no está funcionando a plena capacidad.
El PMA tiene previsto servir comidas calientes a más de 16.000 personas desplazadas en los próximos días, mientras que en la víspera distribuyó raciones a más de 50.000 personas vulnerables.
También tiene como objetivo entregar más de más de 135.000 raciones de alimentos en la capital para finales de mes.
Durante el fin de semana, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) cifró en más de 20.000 las personas que han huido de Puerto Príncipe, «en tan solo cuatro días debido a la creciente violencia de pandillas», que ha sumido al país caribeño en una profunda crisis.
En 2024, se han registrado casi 4.000 muertes relacionadas con las pandillas, mientras que la violencia de género, incluida la violencia sexual, alcanza niveles alarmantes.